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HISTORIA DE ALMOGÍA

En cuanto al origen del nombre Almogia, los historiadores coinciden en que viene de muy atrás en la historia y existen dos teorías principales sobre el origen exacto. Diego Vázquez Otero lo relaciona con el nombre de una tribu llamada los al-mexîes, mientras que Asîn Palacio se inclina a creer que su nombre significa “La Bella”. Sea como fuere, es bien sabido que la villa de Almogía fue de vital importancia durante la ocupación moris. Durante el levantamiento de Omar ben Hafsún contra los omeyas cordobeses, la fortaleza de Sancti Petri (Hins Xan Biter) jugó un papel muy importante en la defensa de Bobastro.

Esta villa se rindió a los Reyes Católicos en mayo de 1487, quienes no tardaron en nombrar alcalde suyo al capitán cristiano Mosên Pedro Santiesteban. Posteriormente, en 1570, los moros de Almogîa se sublevan. Al ser derrotados, la mayoría de ellos fueron expulsados de las tierras y como resultado toda la zona quedó despoblada. El Rey pronto mandó a otros cristianos de otras villas como Teba y Antequera, que entonces pertenecían al Reino de Sevilla, que fueran a repoblar esta villa.

Durante la Guerra de la Independencia Almogía y su castillo fueron invadidos por las tropas francesas y destruidos a medida que se marchaban como acto de venganza y represalia. La torre que hoy se levanta, que fue la Vela, logró sobrevivir en su altura original hasta la segunda década del siglo XX y aún hoy se puede apreciar el lugar que ocupaba la famosa campana. La mitad de la parte de la torre fue derribada por temor a que se derrumbara y también se reforzó la parte inferior.

En cuanto a las características del desarrollo urbanístico del pueblo, hay que decir que es único en muchos aspectos. Las casas de dos niveles cubiertas con techos a dos aguas cubiertos de tejas rojas siguen un diseño particularmente irregular que habla de la influencia de la parte morisca en la historia del pueblo. De hecho, el pasado del pueblo de los siglos XVIII y XIX se intuye por todas partes: están las Peñuelas, Hortezuela y Estación; de la plaza del Ayuntamiento, y parte de la calle Sevilla, que es la más ancha de todas. Y cerca de la plaza, subiendo una empinada cuesta, te encuentras con la “iglesia de Nuestra Señora de la Asunción” con su magnífico artesonado, que está construida sobre la antigua mezquita.

La riqueza económica del pueblo depende, en su totalidad, de la agricultura, especialmente de las pequeñas industrias de árboles frutales que se encuentran repartidas por la zona. Sin embargo, el cultivo del olivo y los diversos cultivos de cereales (trigo y cebada) le siguen en importancia seguidos por los productores de almendra y vino.  

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